La tiranía del sentido común
- Maxi Navarro
- 19 jun 2015
- 3 Min. de lectura

"Educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada hombre lo que le impide ser él mismo, permitirle realizarse según su 'genio' singular." -Olivier Reboul
Las escuelas ofrecen al mercado un producto que nadie quiere ni desea comprar, pero por obligación se debe adquirir. El sistema educativo en el que nos encontramos inmersos lamentablemente está siendo cada vez más y más obsoleto para el tiempo en el que vivimos. El modelo convencional de “estudia mucho y consigue un trabajo seguro” quedó en el olvido, hoy las personas necesitan mucho más que eso: necesitan explotar su creatividad, descubrir sus talentos, tener herramientas para contribuir de forma directa a formar un mundo mejor y llegar así a la concepción de sus ideales, y la sociedad por su parte, necesita de estas personas para salir adelante.
En los últimos 50 años las esferas económicas, cultural y personal han dado un vuelco en el mundo entero, se produce tanto nuevo conocimiento cada año que un graduado, al terminar sus estudios, el 50% de lo que aprendió es totalmente obsoleto. Sin embargo, los sistemas educativos no han movido un ápice sus programas y sus objetivos. La sociedad de la información actual necesita jóvenes creativos y motivados, pero con sistemas educativos anacrónicos, que con el tiempo se han vuelto cada vez más limitados y que sólo han tratado de elevar los estándares de algo obsoleto, el escenario a futuro parece ser muy complicado.
Debemos darnos cuenta que el mundo está cambiando de lo análogo a lo completamente digital, y solamente plantear las preguntas correctas nos permitirá obtener las respuestas adecuadas, sabiendo que el punto de vista determina todo lo que uno ve. Estamos encantados con lo que simplemente damos por sentado como el “orden natural de las cosas” y muchas de nuestras ideas han sido forjadas para dar respuesta a circunstancias de siglos pasados, y no de esta nueva era.
¿Queremos competir con la tecnología o incorporarla? La educación es una religión global y "educación + tecnología" es igual a una gran fuente de esperanza. Uno de los desafíos más grandes es innovar en la educación, pero no es tarea fácil, implica romper con los esquemas, con los paradigmas, implica luchar contra lo obvio, pero es fundamental que nos ocupemos en crear las circunstancias necesarias para que todo surja, para que el aprendizaje se vuelva productivo, para que realmente tenga sentido.
Las escuelas deben ser capaces de crear personas con las herramientas necesarias para poder resolver los problemas del mundo, personas que no teman a la hora de enfrentar las ambigüedades. Sabiendo que los dogmas del pasado silencioso son inadecuados para el presente tempestuoso queda claro que no necesitamos una evolución de la educación, lo que realmente necesitamos es una revolución, la educación tiene que ser transformada y para ello es necesario reinventar la escuela persiguiendo el objetivo único de llegar a un modelo en el que éstas tengan un alto grado de colaboración, de personalización y para esto es fundamental un pensamiento radical, un punto de inflexión.
El mundo actual necesita líderes y cada sociedad debe saber educar a sus propios líderes de acuerdo a las necesidades, que los jóvenes brinden servicios comunitarios antes de graduarse como un requisito, a mi parecer constituye una alternativa poderosa para que estos futuros líderes comiencen a entender el verdadero sentido del liderazgo, que después de todo es servir a la humanidad.
La cooperación es un pilar fundamental para llegar al ya mencionado punto de inflexión y un proyecto de cooperación implica necesariamente la capacidad de ceder cierto espacio de soberanía en otro actor, debemos confiar.
Es importante entender que la vida no es lineal, la vida es orgánica, creamos nuestras vidas en simbiosis mientras explotamos nuestros talentos y es precisamente de la diversidad de talentos y no de la singularidad de la capacidad única de lo que una comunidad y un entorno colaborativo dependen
.
No será posible destilar los conocimientos adecuados sin haber aprendido primero a gestionar la diversidad alucinante de pensamientos y culturas producto de la globalización, al tiempo en el que la sociedad entera sea capaz de educar en la gestión de las emociones.
Entonces, ¿Qué es lo que vamos a hacer?:
¿Enseñar lo que ya está escrito en los libros o
los nuevos conocimientos necesarios para afrontar el mundo HOY?
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