Ideas colectivas
- Manuel Güemes
- 1 jul 2015
- 3 Min. de lectura

América latina, una región rica en recursos naturales. Donde, a pesar de todo lo que posee sufre pobreza, hambre y desigualdades sociales.
Una de las razones por las cuales somos víctimas de estas injusticias, es la falta de conciencia que se tiene de nuestros recursos naturales, los cuales son entregados sin un valor agregado adicional a otros países para que los procesen y les saquen un mayor provecho.
Estas transformaciones y procesos le dan al producto un valor de más del 200% al que fueron adquiridos.
Un ejemplo claro y actual es el del litio. Este mineral es un aporte a la solución de los grandes déficits que se tiene hoy en el mundo. Para el litio, no existen industrias sudamericanas que lo traten y lo procesen para ser utilizados en distintas aplicaciones, por lo tanto no se le da ningún valor agregado.
Los trabajos que se realizan en la región se limitan únicamente a la extracción de la materia prima, y todas estas extracciones son llevadas a cabo por empresas mineras extranjeras que exportan el material a países como Inglaterra, Alemania, Rusia, EUA, Paises Bajos, China, y a empresas automotrices como Toyota o Mitsubisi.
Para cambiar esta realidad se debe tener un pensamiento global e integrador entre los países sudamericanos, logrando obtener mayores remuneraciones en base al tratamiento de los recursos propios de cada país y así adquirir nuevas industrias y empresas que generen puestos de trabajo, con los cuales cada habitante pueda vivir dignamente, con salud y educación.
A partir de esto, me pregunto: ¿por qué no tenemos empresas que den gran valor agregado a nuestros recursos? Una de las respuestas a esta inquietud, es sencilla pero muy difícil de solucionar. No innovamos y nos limitamos a hacer lo más sencillo, extraer y vender al exterior, sin producir grandes modificaciones en la materia prima, lo que da un bajo rédito económico.
Para poder desarrollar nuevas ideas que den mayores beneficios a nuestra sociedad, se debe trabajar en conjunto, potenciando la creatividad de cada uno de los integrantes del equipo.
Actualmente, en los EEUU, se está utilizando la corriente de los makers, la cual consiste en grupos de personas que publican en sitios web proyectos, y otros sujetos ajenos a la idea, por medio de internet, dan su parecer y nuevos aportes aplicando su conocimiento en la temática del proyecto. Esta contribución no la hacen esperando una remuneración, sino que creen en lo que se está trabajando, y colaboran de manera directa, formando una red que les permite demostrar a cada uno lo que sabe, y así se forma una colaboración conjunta. En base a esta filosofía, es posible crear para los países sudamericanos un círculo virtuoso que acelere el proceso de innovación, creando foros de discusión, formando proyectos y llevándolos a cabo de manera cooperativa.
Hoy en día los países y empresas sudamericanas invierten millones de dólares en investigación, obteniendo rendimientos relativamente bajos. Estos rendimientos podrían ser elevados a partir de un aprovechamiento del potencial que tiene la sociedad, y no limitar el trabajo de investigación a científicos o ingenieros.
Estas ideas compartidas y proyectos en nacimiento que surgirán por la interacción de diversas culturas e ideologías, podría dar como resultado un producto de origen sudamericano que tendría un fuerte impacto en la sociedad, no sólo generando ideas que le den un valor a nuestros recursos sino también dándole un sentido de pertenencia al ciudadano, ya que fue partícipe directo del producto o servicio elaborado.
Estas ideas compartidas y la materialización de dichas ideas, pueden hacer ver a nuestra sociedad que las cosas producidas en nuestros países se hacen con el mismo grado de seriedad y compromiso con que realizan sus productos las empresas extranjeras del primer mundo.
Pero para lograr esta Innovación colaborativa, hay que afianzar los lazos entre los países sudamericanos, dejando de lado todas las diferencias sociales, culturales y/o políticas, olvidando las fronteras para lograr un trabajo en conjunto. Este trabajo forjado entre países puede llevarse a cabo con un costo económico relativamente bajo, aprovechando las oportunidades que nos da la Web, formando redes conjuntas, a través de foros de discusión, que permitan compartir ideas que produzcan el nacimiento de nuevos productos y servicios.
¿Lo intentamos?
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